Comparativa con la Gioconda del Louvre

Estudio técnico

El extraordinario interés de esta copia reside en que, desde el dibujo preparatorio y casi hasta los últimos estadios, repite el paulatino proceso creativo de la Gioconda, sin pretender hacerse pasar por ella. El análisis comparado de las reflectografías infrarrojas (cámara Osiris de Opus Instrumen) ha revelado detalles idénticos, subyacentes a la pintura, que evidencian un proceso de elaboración paralelo. En el documento se ve que las figuras son iguales en dimensiones y forma, quizás traspasadas mediante calco partiendo del mismo cartón.



Análisis comparado de las reflectografías infrarrojas de las dos obras.

El dibujo preparatorio del original no es tan nítido como el de la copia, aunque en él se distinguen las líneas de emplazamiento de la figura y etapas de ejecución intermedias que se repiten en ella.
 

Detalle del dibujo preparatorio de las dos obras (izq. La Gioconda (©Elsa Lambert, C2RMF)/ dcha. La Gioconda (copia)

Las pinceladas que sitúan las formas en La Gioconda aparecen siempre ligeramente desplazadas, igualmente bajo la superficie de la figura del Prado: en su espalda, cintura, hombros y manos, en la línea del pecho, en los pliegues de las mangas y en su regazo.
 


Algunas de las líneas del trazado inicial de la copia están corregidas a mano alzada y se ven trazos sutiles de dibujo libre hecho con piedra negra y pincel, que no tienen ninguna relación con las formas pintadas y, por lo tanto reflejan ensayos y titubeos del pintor, y nos hablan de un proceso mucho más complejo que el de una copia habitual.
 

 

Lo que es más importante, cada una de las correcciones del dibujo subyacente del original se repite en la obra del Prado:
 


La transformación del contorno de la cintura, que como en él, está cubierta por los pliegues de superficie; la posición de los dedos, el contorno del velo y el de la cabeza, incluso ajustes menores de los perfiles de las mejillas y el cuello.
 


Un copista "tradicional" transcribe lo que ve en la superficie pintada, y no lo oculto, y la existencia de estas modificaciones comunes bajo la pintura demuestra que el autor de la tabla del Prado presenció todo el proceso de concepción y el desarrollo de la Gioconda, dibujando, además, elementos que Leonardo dibujó en las capas subyacentes y no incluyó en la superficie: como el brazo derecho de la silla o algunas partes internas del traje.
 

Correcciones del dibujo subyacente de La Gioconda (©Elsa Lambert, C2RMF) (izquierda) que se repiten en la copia (derecha).


Información e imágenes extraídas de la página web del Museo del Prado. Visitar.